jueves, 14 de julio de 2022

Un poema D.H.Lawrence. Traduccion Pablo Queralt.

 

Grito de tortuga

 


Pensé que era tonto

Dije que era tonto

Sin embargo, lo escuché llorar

 

Primer grito débil

Del amanecer insondable de la vida

Lejos, tan lejos como una locura, bajo el borde

Del amanecer del horizonte

Grito lejos,lejos, lejos.                                                                               

 

Tortuga in extremis

 

Por qué fuimos crucificados por tener sexo?

Por qué no nos dejamos redondeados y acabados en nosotros mismos?

Como comenzamos,

Como ciertamente comenzó, tan perfectamente solo

 

Un grito lejano era audible,

O sonó directamente en el plasma?

Peor que el llanto de un recién nacido,

Un grito    

Un alarido

Un chillido

Un himno,

Un agonía de muerte

Un grito de nacimiento,

Una sumisión,

Todo reptil diminuto, diminuto, lejano bajo el primer amanecer.

 

Grito de guerra, triunfo, placer agudo grito de muerte reptil,

Porqué se rasgó el velo del combustible?

El sedoso chillido de la membrana desgarrada del alma?

La membrana del alma masculina

Desgarrado por un chillido mitad música, mitad horror.

 

Crucifixión.

Macho de tortuga, abriéndose detrás de la pared de la choza de esa densa hembra,

Montada y tensa, águila extendida saliendo del caparazón

En desnudez de tortuga,  

Cuello largo y extremidades largas y vulnerables extendidas como águila sobre el techo de su casa

Y la cola profunda, secreta y penetrante se curvaba debajo de sus paredes,

Alcanzando y agarrando tenso, más angustia alcanzando en la máxima tensión  

Abriendo su rostro apretado desde el cuello extendido rus

Y dando ese frágil grito, ese grito

Super audible

De rus ros, hendido, boca de anciano,

Renunciando al fantasma

O gritar en Pentecostés recibiendo al fantasma  

 

Su grito y su momento de calma

El momento del eterno silencio

Sin embargo, inédito, y después del momento, el repentino y sorprendente tirón del coito

Y de inmediato el inexpresable y débil grito 

Y así sucesivamente hasta que la última parte de mi cuerpo se derritió

A los rudimentos primigenios de la vida y al secreto

 

Entonces él se inclina y grita

Tiempo después de cada tirón, el intervalo más largo,

La eternidad tortuga,

Persistencia reptiliana a lo largo de la edad 

Latidos cardíacos, lentos latidos cardíacos, persistentes hasta el siguiente espasmo.

 

Recuerdo cuando era niño

Escuché el grito de una rana, que fue atrapada con su pie en el monte de una serpiente advenediza;

Recuerdo cuando escuché por primera vez el sonido de las ranas toro en la primavera;

Recuerdo haber escuchado a un ganso salvaje salir de la garganta de la noche

Clama fuerte más allá del lago de las aguas;

Recuerdo la primera vez que, de un arbusto en la oscuridad, los gritos y gorgoteos desgarradores de una noche de gala sobresaltaron a las

Profundidades de mi alma;

Recuerdo el grito de un conejo cuando atravesé un bosque a medianoche;

Recuerdo a la novilla en su celo revolviéndose y revolviéndose a lo largo de las horas persistente e irreprimible;

Recuerdo mi primer terror al escuchar el aullido de gatos raros y amorosos;          

Recuerdo fue el grito de un caballo herido aterrorizado, fue hoja de relámpago

Y huyendo del sonido fue de una mujer en trabajo de parto, algo así como un búho aullando.

Y escuchando interiormente el fue el primer balido de un cordero 

El primer llanto de un niño

Y mi madre cantando para ella misma

Y el primer canto de tenor de la garganta apasionada de un  joven minero

Que desde hace mucho tiempo se ha emborrachado hasta morir,

Los primeros elementos del habla extranjera.

Sobre labios oscuros y salvajes.

 

Y más que todos estos

Y menos que todos estos

Éste último,

Grito de coito extraño y débil

De la tortuga macho en la extremidad,

Diminuto debajo del borde mismo del horizonte más lejano de la vida.

 

La cruz

La rueda en la que primero se rompe nuestro silencio,

El sexo, que rompe nuestra integridad, nuestra única inviolabilidad, nuestro profundo silencio

Arrancando un grito de nosotros.   

 

El sexo que nos rompe en voz, nos hace llamar a través de las profundidades del fue, llamar pedir el complemento,

Cantando y llamando y cantando de nuevo, siendo respondido, habiendo encontrado    

Desgarrado para volverse completo de nuevo, después de una larga búsqueda de lo perdido

El mismo grito de la tortuga que de Cristo, el grito de abandono de Osiris,

Aquello que esta entero desgarrado 

Aquello que es en parte, reencontrando su totalidad en todo el universo.

 

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