sábado, 23 de julio de 2022

D.H.Lawrence. La serpiente emplumada. Traduccion Pablo Queralt.

 


La serpiente emplumada.

(…)

Los señores de la vida son los maestros de la muerte.

El azul es el aliento del Quetzalcoalt.

Roja es la sangre de Huitzilopochtli.

Pero el perro gris pertenece a la ceniza del mundo.  

Los señores de la vida son los maestros de la muerte.

Muertos están los perros grises.

Vivos están los señores de la vida.

Azul es el cielo profundo y el agua profunda.

El rojo es la sangre y el fuego.

El amarillo es la llama.

El hueso es blanco y vivo.

El cabello de la noche se oscurece sobre nuestros rostros.

Pero los perros grises están entre las cenizas.

Los señores de la vida son los maestros de la muerte.

(…)


Piano
David Herbert Lawrence (England, 1885-1930)

Softly, in the dusk, a woman is singing to me;
Taking me back down the vista of years, till I see
A child sitting under the piano, in the boom of the tingling strings
And pressing the small, poised feet of a mother who smiles as she sings.

In spite of myself, the insidious mastery of song
Betrays me back, till the heart of me weep to belong
To the old sunday evening at home, with winter outside
And hymns in the cozy parlour , the thinking piano our guide.

So now it is vain for the singer to burst into clamour
With the great black piano apassionato.The glamour
Of childish days is upon me, my manhoods is cast
Down in the flood of remembrance, I weep like a child for the past.

 

Piano

 

Suavemente en el crepúsculo una mujer me canta;

Llevándome de vuelta a la vista de los años, hasta que vea

Un niño sentado debajo del piano, en el boom de las cuerdas hormigueantes

Y presionando los pies pequeños y serenos de una madre que sonríe mientras canta.

 

A mi pesar, el insidioso dominio del canto

Me traiciona hasta que mi corazón llore por pertenecer

A la vieja tarde de Domingo en casa, con invierno afuera

E himnos en el acogedor salón, el piano pensante es nuestro guía. 

 

 

Ahora es en vano que el cantante estalle en clamor

Con el gran apassionato de piano negro. El glamour

De los días de la infancia están sobre mí, mi virilidad está echada

Abajo en la inundación del recuerdo, lloro como un niño por el pasado. 

 

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