Amy Lowell. El detalle de la trama- por Pablo Queralt.
Los poemas de Amy
Lowell transitan la serenidad de la mirada de quièn ama la vida. Para quièn
existe solo el susurro del roble en el viento o el sol brillando en el libro o
las tijeras en ese ramo de flores que van a la canasta como a su amor por estar
presente en este espacio mitad alma mitad cosa. En un relato amable se
identifica en intensidades, colores y formas siguiendo el rumbo que le dictan
los sentidos en un mundo inquietante mientras lo aceptes, esa es la condición
entre tu y yo. O la luna balanceàndose sobre las manos rugosas del ciruelo, el
brillo en los rostros que cuando cerremos la puerta la noche será oscura
afuera, va la poeta en esa promesa, se enlaza con el amor. En ese reflejo vacilante
podria despojarse de sus atavíos, o llegar simplemente en miel y vino o simplemente declinar “el
sabor de ti quemó mi boca con dulzura
Ahora eres como el pan de la mañana
Suave y agradable
Apenas te pruebo porque conozco tu sabor
Pero estoy completamente nutrido, y su saber que tras esas palabras ya no se puede, con palabras cargadas
de si misma. Todas sus verdades son historias, que escribe en su lirismo, un
romanticismo de época que no pierde vigencia, que no se borra y se escribirá de
nuevo. Escribir un ideal donde se realiza lo irreal, en esos instantes de
ausencia de tiempo que permanecen, como un modo del ser en el ser. En esa
tensión sensación- mundo, allì el relato en el espacio de lo vivido. Bañada de
lila como el gato entre los rosales en el cuarto de luna, los que le pertenecen
sabran cuando se haya ido o el que se llevò al partir todo lo que poseyò, marca
su intensa escritura ahora que todo late muerto en los bordes afilados de la
noche, casi la igualan al sentido Pizarnik de lo amoroso tragedia- pasión, o
esta en Pizarnik el relato de Amy, como una real antecesora. Siempre seràs mi
sueño contigo, nunca despertarè, la que decididamente vive en la ensoñiaciòn
como única realidad de creer en la belleza a través de todos los errores. Es su
poesía del sabor ahì al desnudo, todo dicho en lo implícito. En un mundo lleno
de despertares abruptos que susurran palabras de amor que nadie escucha. Mira
la vida ya no desde los ojos del niño y lo que ve no es un cuento de hadas, pero
con su regalo de cosas agradables también; la salud, la riqueza, las amistades
el poder de hacer obedientes a las palabras, es mucho para eclipsar las
ansiosas fantasìas de un amor que no puede ser colmado. Aùn a medialuz en la
semiesperanza forzando los días que pasan en ese ritornello de no sentirse
amada dando forma a su conformaciòn maquinica. Escribe como una prolongación de
la vida con la luz maravillosa que recibe cada ojo a su paso, escribe como para
perder su nombre y reescribe para encontrarlo. Con sus pasos anillados a la luz
cercano al mundo para configurar la palabra para pasar desapercibida y declarar
la alegría y el placer de volar. Asi unificada con la tierra como momentos
inmortales y el papel ahì opaco, como moscas atrapadas, nítido, suave y el
corazón irritado que exprime sus gotitas en tinta ya cansado de quièn se quema
bajo el fuego de la gran luna.
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