viernes, 9 de agosto de 2024

Un poema Loo Robson. Traduccion Pablo Queralt.

 


Lealtades Loo Robson traduccion Pablo Queralt

 

Viejos zapatos

donde me están llevando ahora?

Ustedes que han pasado una noche en el Pacifico

más allá de donde yo me animaba a ir

y los encontré de nuevo, manchados de barro en la mañana

separados por 50 metros de playa

con sal en todas sus costuras, y arena y algas.  

Yo pensé que estaban perdidos para siempre.

Viejos zapatos, los primeros que aceptaron mis pies crecidos

Sin el dolor profundo que viene de probar

los que otros han significado para mi. No se preocupen

es de mi de quien se rién, los que nos encuentran pasados de moda.

Nuestro ultimo dia erguidos en la tierra

todavía encajaremos uno en el otro.

No dejen que los engañen

y los hagan caer en la tristeza.

Si los meten en una caja demasiado pequeña

en el fondo de algún placard desconocido

recuerden los paseos que dimos

el final del compañerismo de zapatos y pies.

Recuerden los largos y deliciosos días

cada lugar donde descansamos

solo por tomarlos en ellos. Lo tomamos

por una razón para que en el momento que nos escondieran

donde no hay nada que ver, que hacer, que sentir.

Y cuando lo hayan revivido todo lo que lo necesitan

cuando se cansen de quedarse quietos

recuerden los agujeros imperceptibles como se hicieron y crecieron

las medias, esos suaves gatitos que se interpusieron entre nosotros

juguetones que pronto la caminata los desgastó.

 

.

 

Loyalties Roo Borson

 

 Roo Borson

Old shoes,
where are you taking me now?
You who’ve spent a night in the Pacific
farther out than I dared to go—
and I found you again, bedraggled in the morning,
separated from each other by fifty feet of beach,
salt in all your seams, and sand, and seaweed.
That time I thought you were lost for good.
Old shoes, the first my grown feet accepted
without the deep ache that comes
of trying on what others have meant for me. Don’t worry,
it’s me they’re laughing at, those who find us unfashionable.
Our last day upright on the earth
we’ll fit each other still.
Don’t let them trick you into sorrow.
If they stow you in a box that’s too small
in the depths of some unfamiliar closet, remember
the walks we took, the close
companionship of shoes and feet.
Remember the long
mouthwatering days, each place
we rested, just taking it in. We took it in
for a reason, for the time when they’ll stow us away
where there is nothing to see, to do, to feel.
And when you’ve relived it all as much as you need,
when you tire of standing still,
remember the imperceptible holes, how they tore and grew,
the socks, pair by pair, those soft
kittens that came between us, playful, how soon
the walking wore them down.

 

 

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