martes, 13 de agosto de 2024

UN JARDIN LA SALA. Y Bonnefoy traduccion Pablo Queralt.



 UN JARDIN LA SALA. 

                                               I

 

 

Esta pieza cerrada.

Desde antes del tiempo. Los muebles, el sueño.

Se hablan en voz baja. La luz

tiende una mano a través de los cristales.

De un azul extinto, el vaso

sobre la mesa despierta.

 

Pintor, tu eres el único que teniendo recuerdos,

puede entrar hoy aquí.

Tu sabes quien ha ordenado en lo eterno,

el desorden de los trapos, recubriéndolos

de telas donde se desvanecen las imágenes.

 

Entra,

alienta el silencio que tu eres,

entra con este rojo vinoso, este ocre amarillo

este azul de otros años,

haz que ellos tomen de la mano la luz

que los guían! Ellos le muestran algunas flores

con oro de hojas secas.

Tiene en su dedo como su memoria este anillo.

 

Tu vas a permanecer allí, hasta esta noche.

Es más, pinta, que devuelva vida,

es dar existencia, así impalpable,

casi invisible, esta mano que en la oscuridad

toma la tuya.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                       II

 

 

 

 

Y habiendo vivido, allá

cuando tu vuelves a salir, que sea tu trabajo

mirar el cielo por encima de los árboles,

desde las hojas, verde oscuro. Desde este banco

en donde el color se mezcla,

y el azul oscuro acerca un poco de rosa.

 

 

Se trata de la vida y de la muerte.

Y de uno que venía, graciosamente,

a cierta hora de la noche para leer,

una hora, en este cómodo sillón, antes

que cese el derecho a no inquietarse

por el paso del tiempo.

 

 

Una hora, casi una hora. Es como si

cualquier cosa pueda ser un guante,

estaba caído de rodillas. Y sin

soñarlo para verlo, como si con una

mano, ella había buscado distraídamente,

en el fresco de la hierba.

 

 

Lo más cercano

lo más próximo. Lo más retirado 

en el pasado encantado el instante presente.

Esto se sabe en el color, donde nada cesa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                   III

 

 

 

 

 

Esa noche, la luz

anidó en el sueño y esa mañana

eso fue un mundo, y hacia la noche

lo mismo ese vestido atenuado con un poco de rosa,

esa mirada que le pide a un jardín

que todavía demore un poco al tiempo.

 

 

Pintura, sillón vacío, libro que quedó abierto.

Bajo las primeras gotas, amplias, calidas,

el color se ilumina. Ella recoge

es un guante, alguna cosa sobre la hierba crecida.

 

 

La hierba de tu jardín, pintor, mi amigo.

Ella también crece? Su verde inmenso

recubre el mundo del que tu huyes?

Si, pero, mira un animal ha dormido aquí,

la hierba esta aplastada, ha dejado un hueco

es como un signo, el signo es más

que lo que se fue, que la vida

que pasa, que la canción en la ruta

la tardanza de la noche.

 

 

Detectado el pincel en la sombra

de esta hierba da a conocer con nosotros

el ser simple de un signo:

este sueño, no, este oro,

haciendo de aquello que fue lo que quedó.

 

 

 

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