miércoles, 6 de abril de 2022

Charles Reznikoff. 2 poemas traducciòn Pablo Queralt.

 


Depresión

 

Tan orgullosa ella entró en el vagón del metro

todos los que no estaban leyendo sus periódicos vieron

la cabeza en alto y el paso lento-

abrigo arrugado y sus pertenencias en una bolsa de papel, rostro sin lavar y el cabello gris despeinado;

 

 

alma simple, que tan temprano en la mañana,

cuando los pobres van a trabajar

se paró en el metro

y gritó más que el ruido

Disculpen, señoras y señores, tengo un niño

en casa que esta enfermo,

y no tengo dinero, no tengo trabajo, que no tenía

ni caja ni gorra para tomar las monedas-

solo sus manos,

y al ver solo caras apartadas

ni siquiera recorrió el pasillo como hacen los mendigos;

el fuego había quemado el suelo:

maquinas y mercancías habían caído en el gran hoyo

este cero que había chupado tantos años

y ahora, visto por fin, la tienda misma,

el techo se inclinaba casi hasta tocar el suelo

una curva extraña

en las líneas y rectángulos de su vida;

las gotas estaban cayendo

de las vigas desnudas del piso de arriba,

del yeso empapado todavía el techo;

caían gotas de agua sucia

en su ropa, sombrero y en sus manos;

los pensamientos de negocios

reunidos en su seno como agua negra

siguiendo pasos a través de un pantano;

 

 

esperando un trabajo, estudió la mesa polvorienta

en la que estaba sentada

y el polvo del suelo que había sido mal barrido

el oficinista había dejado las esquinas sucias;

un ratón entraba y salía bajo el radiador

y ella apartó los pies

y su falda alrededor de sus piernas, pero el ratón

entraba y salía,

sobre su negocio, y ella se sentó esperando un trabajo

en un mundo hostil de hombres y ratones;

 

caminando por el camino, de a dos, de a tres,

hablando de trabajos,

trabajos que podrían conseguir

y trabajos que habían tenido,      

sin volverse nunca para mirar los árboles o el río

brillando a la luz del sol o los automóviles

que pasaron rápidamente a su lado,

en grupos de dos y de tres hablando de trabajos;

 

en la llovizna

cuatro en fila

cerca de la acera

para que pasen los transeúntes

los escuadrones se paran

esperando sopa,

una rodaja de pan

y refugio

ropa sucia

su uniforme

en una escalinata

rígidamente a través de los escalones

un hombre

quién se ha desmayado;

cada uno

en ese batallón lo mira

pero no se mueve de su lugar,

bien perforado en la necesidad.

 

 

 

 

A Deserter

BY CHARLES REZNIKOFF

Their new landlord was a handsome man. On his rounds to

    collect rent she became friendly.

Finally, she asked him in to have a cup of tea. After that he

    came often.

 

Once his mouth jerked, and turning, she saw her husband in

    the doorway.

She thought, One of the neighbors must have told him.

She smiled and opened her mouth to speak, but could say

    nothing.

Her husband stood looking at the floor. He turned and went

    away.

 

She lay awake all night waiting for him.

In the morning she went to his store. It was closed.

She sent for his brothers and told them he had not been home.

    They went to the police. Hospitals and morgues were

    searched. For weeks they were called to identify drowned

    men.

 

His business had been prosperous; bank account and all were

    untouched. She and their baby girl were provided for.

In a few years they heard of him. He was dead.

He had been making a poor living in a far off city. One day he

    stepped in front of a street-car and was killed.

 

She married again. Her daughter married and had children.

    She named none after her father.

 

 

Un  Desierto

 

Su nuevo propietario era un hombre guapo. En sus rondas a cobrar

el alquiler ella se hizo amigable.

Finalmente, le pidió que pasará a tomar una taza de té. Después de eso

él vino a menudo.

 

Una vez que su boca se sacudió, y volviéndose vio a su marido

en la puerta.

Ella pensó: uno de los vecinos debe habérselo dicho.

Ella sonrió y abrió la boca para hablar, pero no pudo

decir nada. 

Su marido se quedó mirando al suelo. Se dio la vuelta

y se fue lejos.

 

Ella estuvo despierta toda la noche esperándolo.  Por la mañana fue

a su tienda. Estaba cerrada.

Ella envió a buscar a sus hermanos y les dijo que no había estado en casa.

Fueron a la policía. Buscaron en los hospitales y las morgues.

Durante semanas fueron llamados para identificar a los ahogados hombres.

 

Su negocio había sido próspero. Su cuenta bancaria y todo estaba intacto.

Ella y su bebé fueron provistas.

En unos años oyeron de él. Había muerto.

Se ganaba la vida probablemente en una ciudad lejana. Un día él se paró frente a un tranvía y lo mató.

 

Ella se volvió a casar. Su hija se casó y tuvo hijos. A ninguno le puso el nombre de su padre.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario