Depresión
Tan orgullosa ella entró en el vagón del metro
todos los que no estaban leyendo sus periódicos vieron
la cabeza en alto y el paso lento-
abrigo arrugado y sus pertenencias en una bolsa de papel, rostro
sin lavar y el cabello gris despeinado;
alma simple, que tan temprano en la mañana,
cuando los pobres van a trabajar
se paró en el metro
y gritó más que el ruido
“Disculpen,
señoras y señores, tengo un niño
en casa que esta enfermo,
y no tengo dinero, no tengo trabajo”, que no tenía
ni caja ni gorra para tomar las monedas-
solo sus manos,
y al ver solo caras apartadas
ni siquiera recorrió el pasillo como hacen los mendigos;
el fuego había quemado el suelo:
maquinas y mercancías habían caído en el gran hoyo
este cero que había chupado tantos años
y ahora, visto por fin, la tienda misma,
el techo se inclinaba casi hasta tocar el suelo
una curva extraña
en las líneas y rectángulos de su vida;
las gotas estaban cayendo
de las vigas desnudas del piso de arriba,
del yeso empapado todavía el techo;
caían gotas de agua sucia
en su ropa, sombrero y en sus manos;
los pensamientos de negocios
reunidos en su seno como agua negra
siguiendo pasos a través de un pantano;
esperando un trabajo, estudió la mesa polvorienta
en la que estaba sentada
y el polvo del suelo que había sido mal barrido
el oficinista había dejado las esquinas sucias;
un ratón entraba y salía bajo el radiador
y ella apartó los pies
y su falda alrededor de sus piernas, pero el ratón
entraba y salía,
sobre su negocio, y ella se sentó esperando un trabajo
en un mundo hostil de hombres y ratones;
caminando por el camino, de a dos, de a tres,
hablando de trabajos,
trabajos que podrían conseguir
y trabajos que habían tenido,
sin volverse nunca para mirar los
árboles o el río
brillando a la luz del sol o los automóviles
que pasaron rápidamente a su lado,
en grupos de dos y de tres hablando de trabajos;
en la llovizna
cuatro en fila
cerca de la acera
para que pasen los transeúntes
los escuadrones se paran
esperando sopa,
una rodaja de pan
y refugio
ropa sucia
su uniforme
en una escalinata
rígidamente a través de los escalones
un hombre
quién se ha desmayado;
cada uno
en ese batallón lo mira
pero no se mueve de su lugar,
bien perforado en la necesidad.
A Deserter
Their new landlord was a handsome man. On
his rounds to
collect rent she became
friendly.
Finally, she asked him in to have a cup of
tea. After that he
came often.
Once his mouth jerked, and turning, she saw
her husband in
the doorway.
She thought, One of the neighbors must
have told him.
She smiled and opened her mouth to speak,
but could say
nothing.
Her husband stood looking at the floor. He
turned and went
away.
She lay awake all night waiting for him.
In the morning she went to his store. It
was closed.
She sent for his brothers and told them he
had not been home.
They went to the
police. Hospitals and morgues were
searched. For weeks
they were called to identify drowned
men.
His business had been prosperous; bank
account and all were
untouched. She and
their baby girl were provided for.
In a few years they heard of him. He was
dead.
He had been making a poor living in a far
off city. One day he
stepped in front of a
street-car and was killed.
She married again. Her daughter married
and had children.
She named none after
her father.
Un Desierto
Su nuevo propietario era un hombre guapo. En sus rondas a cobrar
el alquiler ella se hizo amigable.
Finalmente, le pidió que pasará a tomar una taza de té. Después de
eso
él vino a menudo.
Una vez que su boca se sacudió, y volviéndose vio a su marido
en la puerta.
Ella pensó: uno de los vecinos debe habérselo dicho.
Ella sonrió y abrió la boca para hablar, pero no pudo
decir nada.
Su marido se quedó mirando al suelo. Se dio la vuelta
y se fue lejos.
Ella estuvo despierta toda la noche esperándolo. Por la mañana fue
a su tienda. Estaba cerrada.
Ella envió a buscar a sus hermanos y les dijo que no había estado
en casa.
Fueron a la policía. Buscaron en los hospitales y las morgues.
Durante semanas fueron llamados para identificar a los ahogados
hombres.
Su negocio había sido próspero. Su cuenta bancaria y todo estaba
intacto.
Ella y su bebé fueron provistas.
En unos años oyeron de él. Había muerto.
Se ganaba la vida probablemente en una ciudad lejana. Un día él se
paró frente a un tranvía y lo mató.
Ella se volvió a casar. Su hija se casó y tuvo hijos. A ninguno le
puso el nombre de su padre.
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