viernes, 17 de agosto de 2018

TODAVÍA JUNTOS- Yves Bonnefoy- Traducción Pablo Queralt





                                                       III




Mis prójimos, yo les lego
la certeza inquieta de que he vivido
esta agua oscura atravesada de reflejos dorados.
Porque, si todo no fue un sueño, no es así?
Mi amigo, nosotros unimos bien nuestras manos confiados,
nosotros habíamos bien dormido el verdadero sueño,
y la noche tenía estas dos nubes,
que se abrazaban, en paz, en el cielo claro.
El cielo es hermoso, la noche, es por causa de nosotros.

Mis amigos, mis amados,
yo les lego los dones que me confiaron
esta tierra próxima al cielo, nos une
por estas manos innombrables, el horizonte.
Yo les lego el fuego que nosotros contemplamos
quemar en el humo de las hojas secas
que un jardinero de lo invisible había empujado
contra un muro del hogar perdido.
Yo les lego estas aguas que parecen decir
el hueco, en lo invisible, del barranco
que es el oráculo la nada que ellos llevan
y la promesa del oráculo. Yo les lego
con unas pocas brasas
esta ceniza apilada sobre el hogar apagado,
yo les lego el desgarro de las cortinas,
las ventanas que se entornan,
el ave que quedó atrapada
en la casa cerrada.



Que he de legar? Eso que yo he deseado,
piedras calientes de un umbral bajo los pies desnudos
el pie del verano en sus repentinas lluvias,
el Dios en nosotros que no hemos tenido.
Yo he legado algunas fotografías,
en una de ellas,
pasas cerca de una estatua que estaba
una joven mujer y sonriente con su niño que regresa
por la repentina lluvia de ese día,
nuestra señal de reconocimiento mutuo
y en la casa vacía, nuestro bienestar
que se mantiene cerca de nosotros en la espera
de nuestra necesidad de él en el último día.













































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