Versos conmemorativos Abril 1850
Goethe en Weimar duerme y Grecia,
Hace mucho tiempo vio cesar la lucha por Byron.
Pero una de esas muertes estaba por venir
La ultima voz poética es muda;
Nos encontramos hoy junto a la tumba de Wordsworth.
Cuando los ojos de Byron se cerraron en la muerte
Inclinamos la cabeza y contuvimos la respiración
Nos enseño poco; pero nuestra alma
Lo había sentido como el redoble de un trueno.
Con corazón tembloroso la lucha que vimos
De la pasión con ley externa
Y sin embargo con temor reverencial
Vimos la fuente de la vida ardiente
Que sirvió para aquella tarea titánica.
Cuando la muerte de Goethe fue contada, dijimos
Hundida, entonces esta la cabeza
Mas sabia de Europa
Medico de la edad de hierro, Goethe
Ha hecho su peregrinaje.
El tomo la raza humana sufriente,
Leyó cada herida cada debilidad clara,
Y golpeó su dedo en el lugar
Y dijo estas enfermo aquí y aquí.
Miró la hora de la muerte de Europa
De sueño irregular y poder febril
Su ojo se hundió en la lucha vertiginosa
El torbellino de la vida que expira
El dijo el final esta en todas partes
El arte todavía tiene verdad refúgiate alli
Y era feliz si saber
Causas de las cosas y muy por debajo
Sus pies para ver el flujo espeluznante
De terror y angustia insana
Y que el destino precipitado sea la felicidad.
Y Wordsworth! Ah palidos fantasmas regocijaos
Porque nunca ha tenido una voz tan relajante
Estando en tu mundo sombrío transportado
Desde antes, por la mañana alguna sombra errante
Escuchó la clara canción de Orfeo venir
A través del Hades y la penumbra lúgubre.
Wordsworth se ha ido de nosotros y vosotros,
Ah que podáis sentir la voz como nosotros!
El también en un clima invernal
Había caído en este tiempo de hierro
De dudas, disputas, distracciones, miedos.
Él nos encontró cuando la era había atado
Nuestras almas en su ronda entorpecedora;
Él habló y desato nuestro corazón en lagrimas.
Él nos puso como nos acostamos al nacer
En el fresco regazo florido de la tierra
Las sonrisas brotaron de nosotros y tuvimos
tranquilidad.
Las colinas nos rodeaban y la brisa
Recorría de nuevo los campos iluminados por el sol
Nuestras frentes sintieron el viento y la lluvia.
Nuestra juventud regresó porque había un cobertizo
En espíritus que habían estado muertos hace mucho
tiempo
Los espíritus se secaron y se enredaron
estrechamente
La frescura del mundo primitivo.
Ah! Ya que todavía los días oscuros sacan a la luz
La prudencia del hombre y el poder ardiente del
hombre,
El tiempo puede restaurarnos en su curso
La mente sabia de Goethe y la fuerza de Byron;
Pero donde estará la ultima hora de Europa?
Otra vez encontrar el poder curativo de Wordsworth?
Otros nos enseñaran a atrevernos
Y contra el miedo nuestro pecho acero,
Otros nos fortalecerán para soportar
Pero quien ay pero quien nos hará sentir
La nube del destino mortal
Otros lo enfrentaran sin miedo
Pero quien como él lo dejará?
Mantén fresca la hierba sobre su tumba
O Rotha, con tu ola viva
Cantale lo poco que puedas con pocos o algunos
Oye bien tu voz, ahora se ha ido.
Memorial Verses April 1850
Goethe in Weimar sleeps, and Greece,
Long since, saw Byron's struggle cease.
But one such death remain'd to come;
The last poetic voice is dumb—
We stand to-day by Wordsworth's tomb.
When Byron's eyes were shut in death,
We bow'd our head and held our breath.
He taught us little; but our soul
Had felt him like
the thunder's roll.
With shivering heart the strife we saw
Of passion with eternal law;
And yet with reverential awe
We watch'd the fount of fiery life
Which served for that Titanic strife.
When Goethe's death was told, we said:
Sunk, then, is Europe's sagest head.
Physician of the iron age,
Goethe has done his pilgrimage.
He took the suffering human race,
He read each wound, each weakness clear;
And struck his finger on the place,
And said: Thou ailest here, and here!
He look'd on Europe's dying hour
Of fitful dream and feverish power;
His eye plunged down the weltering strife,
The turmoil of expiring life—
He said: The end is everywhere,
Art still has truth, take refuge there!
And he was happy, if to know
Causes of things, and far below
His feet to see the lurid flow
Of terror, and insane distress,
And headlong fate, be happiness.
And Wordsworth!—Ah, pale ghosts, rejoice!
For never has such soothing voice
Been to your shadowy world convey'd,
Since erst, at morn, some wandering shade
Heard the clear song of Orpheus come
Through Hades, and the mournful gloom.
Wordsworth has gone from us—and ye,
Ah, may ye feel his voice as we!
He too upon a wintry clime
Had fallen—on this iron time
Of doubts, disputes, distractions, fears.
He found us when the age had bound
Our souls in its benumbing round;
He spoke, and loosed our heart in tears.
He laid us as we lay at birth
On the cool flowery lap of earth,
Smiles broke from us and we had ease;
The hills were round us, and the breeze
Went o'er the sun-lit fields again;
Our foreheads felt the wind and rain.
Our youth return'd; for there was shed
On spirits that had long been dead,
Spirits dried up and closely furl'd,
The freshness of the early world.
Ah! since dark days still bring to light
Man's prudence and man's fiery might,
Time may restore us in his course
Goethe's sage mind and Byron's force;
But where will Europe's latter hour
Again find Wordsworth's healing power?
Others will teach us how to dare,
And against fear our breast to steel;
Others will strengthen us to bear—
But who, ah! who, will make us feel?
The cloud of mortal destiny,
Others will front it fearlessly—
But who, like him, will put it by?
Keep fresh the grass upon his grave,
O Rotha, with thy living wave!
Sing him thy best! for few or none
Hears thy voice right, now he is gone.
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