miércoles, 8 de marzo de 2023

Moralidad. Arnold Matthew traduccion Pablo Queralt.

 


Moralidad

 

No podemos encender cuando queremos

El fuego que en el corazón reside

El espíritu sopla y esta quieto

En el misterio mora nuestra alma.

Pero las tareas en horas de conocimiento serán,

Puede ser a través de horas de tristeza cumplida.

 

 

Con manos doloridas y pies sangrantes

Cavamos y amontonamos ponemos sobre la piedra.

Llevamos la carga y el calor

Del largo día y deseo que se hiciera.

No hasta que vuelvan las horas de luz

Todo lo que hemos construido lo discernimos

 

 

Entonces cuando las nubes están fuera del alma,

Cuando te deleitas en el ojo de la naturaleza,

Preguntale como vio ella tu autocontrol!

Tu moralidad forzada y comprometida

Naturaleza cuyo aire libre, ligero, alegre

A menudo te hizo, en tu tristeza, la desesperación. 

 

 

Y ella cuya censura temes,

Cuyo ojo temias buscar

Mira en su rostro se extiende un resplandor

Una fuerte emoción en su mejilla

Ay niño ella llora! Esa lucha divina 

De donde fue porque no es mía?

 

No hay esfuerzo en mi frente

No lucho, no lloro;

Me apresuro con las veloces esferas y resplandezco

 En alegría y cuando quiero duermo.

Sin embargo ese aire severo, ese aire serio

Lo vi, lo sentí una vez, pero donde?

 

 

Todavía no sabia el calibre del tiempo

Ni llevaba las esposas del espacio;

Lo sentí en algún otro clima,

Lo vi en otro lugar.

Fue cuando pisé la casa celestial

Y reposé sobre el pecho de Dios.  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Morality

BY MATTHEW ARNOLD

We cannot kindle when we will

The fire which in the heart resides;

The spirit bloweth and is still,

In mystery our soul abides.

But tasks in hours of insight will'd

Can be through hours of gloom fulfill'd.

 

With aching hands and bleeding feet

We dig and heap, lay stone on stone;

We bear the burden and the heat

Of the long day, and wish 'twere done.

Not till the hours of light return,

All we have built do we discern.

 

Then, when the clouds are off the soul,

When thou dost bask in Nature's eye,

Ask, how she view'd thy self-control,

Thy struggling, task'd morality—

Nature, whose free, light, cheerful air,

Oft made thee, in thy gloom, despair.

 

And she, whose censure thou dost dread,

Whose eye thou wast afraid to seek,

See, on her face a glow is spread,

A strong emotion on her cheek!

"Ah, child!" she cries, "that strife divine,

Whence was it, for it is not mine?

 

"There is no effort on my brow—

I do not strive, I do not weep;

I rush with the swift spheres and glow

In joy, and when I will, I sleep.

Yet that severe, that earnest air,

I saw, I felt it once—but where?

 

"I knew not yet the gauge of time,

Nor wore the manacles of space;

I felt it in some other clime,

I saw it in some other place.

'Twas when the heavenly house I trod,

And lay upon the breast of God."

 

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