Moralidad
No podemos encender cuando queremos
El fuego que en el corazón reside
El espíritu sopla y esta quieto
En el misterio mora nuestra alma.
Pero las tareas en horas de conocimiento serán,
Puede ser a través de horas de tristeza cumplida.
Con manos doloridas y pies sangrantes
Cavamos y amontonamos ponemos sobre la piedra.
Llevamos la carga y el calor
Del largo día y deseo que se hiciera.
No hasta que vuelvan las horas de luz
Todo lo que hemos construido lo discernimos
Entonces cuando las nubes están fuera del alma,
Cuando te deleitas en el ojo de la naturaleza,
Preguntale como vio ella tu autocontrol!
Tu moralidad forzada y comprometida
Naturaleza cuyo aire libre, ligero, alegre
A menudo te hizo, en tu tristeza, la
desesperación.
Y ella cuya censura temes,
Cuyo ojo temias buscar
Mira en su rostro se extiende un resplandor
Una fuerte emoción en su mejilla
Ay niño ella llora! Esa lucha divina
De donde fue porque no es mía?
No hay esfuerzo en mi frente
No lucho, no lloro;
Me apresuro con las veloces esferas y resplandezco
En alegría y
cuando quiero duermo.
Sin embargo ese aire severo, ese aire serio
Lo vi, lo sentí una vez, pero donde?
Todavía no sabia el calibre del tiempo
Ni llevaba las esposas del espacio;
Lo sentí en algún otro clima,
Lo vi en otro lugar.
Fue cuando pisé la casa celestial
Y reposé sobre el pecho de Dios.
Morality
We cannot kindle when we will
The fire which in the heart resides;
The spirit bloweth and is still,
In mystery our soul abides.
But tasks in hours of insight will'd
Can be through hours of gloom fulfill'd.
With aching hands and bleeding feet
We dig and heap, lay stone on stone;
We bear the burden and the heat
Of the long day, and wish 'twere done.
Not till the hours of light return,
All we have built do we discern.
Then, when the clouds are off the soul,
When thou dost bask in Nature's eye,
Ask, how she view'd thy
self-control,
Thy struggling, task'd morality—
Nature, whose free, light, cheerful air,
Oft made thee, in thy gloom, despair.
And she, whose censure thou dost dread,
Whose eye thou wast afraid to seek,
See, on her face a glow is spread,
A strong emotion on her cheek!
"Ah, child!" she cries, "that strife
divine,
Whence was it, for it is not mine?
"There is no effort on my brow—
I do not strive, I do not weep;
I rush with the swift spheres and glow
In joy, and when I will, I sleep.
Yet that severe, that earnest air,
I saw, I felt it once—but where?
"I knew not yet the gauge of time,
Nor wore the manacles of space;
I felt it in some other clime,
I saw it in some other place.
'Twas when the heavenly house I trod,
And lay upon the breast of God."
No hay comentarios:
Publicar un comentario