miércoles, 30 de marzo de 2022

Charles Reznikoff narraciones poeticas extraordinarias desde el interior del secreto.Por Pablo Queralt.

Charles Reznikoff . La poesía de Reznikoff es una brutal y fina escritura del relato poético en un ojo visor de guión cinematográfico teatral en cada acción del verso con la crudeza del sabor estético de acto puro. Imágenes contundentes expresionistas que calan en lo profundo del sensorio llevando a los lectores a una cosmogonía de lo que muere y lo que vive como el hachazo en la casa que destartala la estructura de los campos incorporales de la memoria sensitiva e imaginativa que se disuelve para ser otra a partir de su lectura. Este poder transmutador de la imagen residual de sus versos para dar una re-singularización de lo instalado en algo nuevo una arquitectura distinta del pensamiento. En esa implosión mental que produce la barbarie de situaciones en las cosas domésticas o el desierto que toca vivir y conjurada en la página enriquece aquello tangible en un dato natural. Un registro del azul monótono o del grito en su punto de ombligo del existir que se añade a nuestro universo incorporal verbal corporal espacial cristalizando una multitud de modalidades masmediáticas como contraefecto de aquello que nos aplasta. Una narración poética que va pasando de acción a acción y una voz en off relatora de hechos anteriores levemente modalizadas con interioridades de los personajes montados en esas escenas crueles, de violencia, o suspenso, intrigas que se resuelven en el remate final. Manejando intensidades de velocidad acto/escena/relato dando una conformación maquínica características de su creación estética en una sincronía de lo visto-escrito. Linda con lo periodístico crónica de hechos informados montados en escenario espacio-tiempo- amarrados al mundo del relato enganchadas a la realidad creada ficción- no ficción. Algo de Capote o los pasajes de Adorno. Lo descriptivo gana plano en el relato de lo que siente el retratado y lo que va sucediendo en la acción en un mismo movimiento de fluir de la raíz de lo que sucede. Y lo inquietante una especie de frenesí controlada que no es templanza ni firmeza sino cierta distancia del golpe del acontecimiento como caparazón que tiene un nivel de tolerancia al dolor. En esas operaciones se mueve entre los acontecimientos singulares territorios del relato. Juega con elementos de analogía y oposición de un mismo elemento como cuando dice “ Era casi de día cuando dio a luz al niño”. Y con lo sensorial “ y ella podía oír el agua salpicando. ”
Cuando regresó ella le preguntó donde estaba el niño. Él le respondió: allí afuera, en el agua. Le dio un puñetazo al fuego y regresó con un brazo de madera, y el niño, y echó al niño muerto al fuego ella dijo “¡oh John no lo hagas!” él no respondió pero se volvió hacia ella y sonrió. El relato así crudo y fuerte y tal vez de remate irónico o lacónico haciendo mella en una escritura de una palabra que se vacía en gestos y sentimientos.

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