viernes, 3 de mayo de 2024

Matthew Arnold un poema traduccion Pablo Queralt.

 


Cadmus y Harmonia. 

Lejos, lejos de aquí

El Adriático rompe en una cálida bahía

Entre las verdes colinas ilirias; y ahí

El sol en las cañadas felices, es hermoso

Y por el mar y en los frenos. 

La hierba es fresca, el aire del mar

Flotantes y frescas las flores de la montaña

Más virginales que las nuestras.

 

Y allí dicen dos serpientes brillantes y envejecidas

Que una vez fueron Cadmius y Harmonia,

Tomar el sol en las cañadas o en la cálida orilla del mar

En silencio sin aliento, después de todos sus males

Ni ven su país ni el lugar  

Donde la esfinge vivía en las colinas fruncidas

Ni el infeliz palacio de su raza

Ni Tebas ni el Ismeno nunca más.

 

Allí viven esos dos lejos de los frenos ilirios

Se habían quedado el tiempo suficiente para ver

En Tebas la ola de calamidad

Sobre sus propios queridos hijos rodaron

Maldición sobre maldición, dolor sobre dolor

Durante años se sentaron indefensos en su hogar

Un anciano gris y una mujer, todavía de antaño

Los dioses tuvieron que venir a su casamiento

Y en el banquete cantaron todas las musas.

 

 

 

 

Por eso no terminaron sus días

A la vista de la sangre pero fueron arrebatados lejos

Hacia donde juega el viento del oeste

Y vienen murmullos del Adriático

A esos prados de montañas vírgenes; y ahí

Colocados de forma segura en formas cambiadas, la pareja

Olvidó su primera vida triste y su hogar

Y todo ese dolor Tebano y extraviado

Por siempre a través de los valles placido y mudo.

 

 

 

Cadmus and Harmonia

BY MATTHEW ARNOLD

Far, far from here,

The Adriatic breaks in a warm bay

Among the green Illyrian hills; and there

The sunshine in the happy glens is fair,

And by the sea, and in the brakes.

The grass is cool, the sea-side air

Buoyant and fresh, the mountain flowers

More virginal and sweet than ours.

 

And there, they say, two bright and aged snakes,

Who once were Cadmus and Harmonia,

Bask in the glens or on the warm sea-shore,

In breathless quiet, after all their ills;

Nor do they see their country, nor the place

Where the Sphinx lived among the frowning hills,

Nor the unhappy palace of their race,

Nor Thebes, nor the Ismenus, any more.

 

There those two live, far in the Illyrian brakes!

They had stay'd long enough to see,

In Thebes, the billow of calamity

Over their own dear children roll'd,

Curse upon curse, pang upon pang,

For years, they sitting helpless in their home,

A grey old man and woman; yet of old

The Gods had to their marriage come,

And at the banquet all the Muses sang.

 

Therefore they did not end their days

In sight of blood, but were rapt, far away,

To where the west-wind plays,

And murmurs of the Adriatic come

To those untrodden mountain-lawns; and there

Placed safely in changed forms, the pair

Wholly forgot their first sad life, and home,

And all that Theban woe, and stray

For ever through the glens, placid and dumb.

 

 

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