sábado, 17 de diciembre de 2022

Kenneth Patchen. Un minimalista romantico. Por Pablo Queralt.

 


Kenneth Patchen.

 

El poeta mira a través de la tierra oscura y les habla a los hombres de su generación es como una proclama. Aclamando por una vida, una puerta abierta al amor absoluto que destierre las tinieblas del odio y desamor. Versos románticos donde refluje el amor y la libertad del verdadero amor que permite a cada uno de la pareja andar por sueños distintos y a su vez “compartir al despertar el vaso de agua lleno de mañana”. Metáforas que se encabalgan unas a otras, dando una entidad colectiva al conjunto de poemas, raíz de su mundo. La música de la naturaleza, el sol, como belleza común que crece con dulzura, con amor natural. Cualquier persona que ama esta en el mundo como nosotros, dice, continua el poema como una canción amorosa.  Escribe para su cama una quietud, una vida plena dulce y bella, son sus letras que escriben para sus hombros, manos, ojos.  

Otros poemas descriptivos y en forma de diálogos, en lugares donde estaban y no se conocían, ni conocían conociendo como niños. En su decálogo del deber del artista expone que el artista debe arriesgar, no tener vergüenza ir contra y hacia, poner una llama en el aire, experimentar la experiencia, llevar su verdad y su ser para hacer que los ojos invisibles se abran. Defender sus ideas, escarbar debajo de su subconciente para llegar a su conocer y transmitir, lo aprendido, su saber, su sentido. Sus poemas son como pequeñas fabulas que llenan el álbum de su fantasía, su imaginario y su saber, como internarse en el bosque entre osos color naranja, y sentarse al abrigo a leer el libro de Whitman. Llegar a los hombros del abismo para encontrar su voluntad reunida, donde canta el esqueleto su maravilloso amor, caminos desconocidos por los que dormir para caminar. Como un largo momento se abre la puerta a otro mundo esa es la atmosfera, el universo que nos va llevando poema a poema posicionándonos en observadores de escenas minimalistas con pequeños detalles alucinantes, como la boca de la luna escribiendo en el hombro de la amada. Cataliza situaciones y nos transporta a otra dimensión, como objetos que se encuentran en sus ojos y dejan huellas de un mundo. El otro lado del saber, un gozo, un amor suficiente es su espacio. Capta todo aquello que se sumerge en la sombra, todo lo que brilla en ese espacio de paz y sueño. En el poema realiza la doble vivencia de ir y venir de tiempos-espacios distintos, tiene una mujer en el cielo en un círculo rodeada de leones a la que tiene que ir a llevarle un ramo de flores, como estar en dos mundos a la vez, la mujer es un sueño y los leones la muerte. Que hemos hecho para ser bendecidos? Que hemos hecho para ir tan pronto a Dios?  Dice Nací enojado y alguien vera esa cara mucho tiempo. Que la noche sea  música, que su sueño se vaya para que su vida encuentre su tiempo. Este es un buen mundo.  

 

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