lunes, 12 de junio de 2023

Prosas poeticas de Yves Bonnefoy. Traduccion Pablo Queralt.

 


UNA FIESTA DE ANIVERSARIO

 

 

 

Que hermosa reunión esta noche en los jardines de esta antigua mansión del boulevard Saint Germain! Muchos amigos están aquí a quienes les gusta estar juntos, algunos años después, si fuera posible por siglos. 

 

Pero lo que me sorprende es que entre ellos hay algunos que no son los de siempre. John que llega de Oxford donde estudia, es una vieja mujer toda achacada, su pelo blanco desordenado, con una hermosa sonrisa.

Este hombre de espalda estrecha con rasgos huecos, ojos inquietos buscando los míos, pero es la pequeña Jeanne que se ha convertido en la gran escritora, o en una pintora de un siglo ido- es este Elsheimer, es este Dante? Entonces yo veo que él me hace el honor, probablemente por malentendido, de dirigirme la palabra. Yo no hubiera esperado de su parte una postura muy noble, con una mirada fría o distante, no, son solo dos manos temblorosas, excepto que sus dedos están muy apretados en una pequeña bola de goma amarilla: para este amigo de siempre, es todo lo mismo también o todavía la pequeña Jeanne con su sabido vestido a rayas, con sus faldas demasiado largas.

 

Y a nuestro alrededor que inquietud tengo y creciendo y esos hombres y esas mujeres altas algunos enmascarados gritando su felicidad en este sol, que ahoga sus voces y risas en el deslizamiento de sus sombras! 

 

Voy a uno que esta un poco apartado, donde las losas de la terraza se van convirtiendo gradualmente en césped. Es joven, viejo, hombre, mujer, me contestará en francés, en italiano, en inglés o en uno de esos idiomas desde el azul lejano o desde el fondo del tiempo del que ignoro todo, como saber?  Ocre, amarillo, pronto vagamente ocre rojo su pullover, pero ya completamente roja la bufanda que se anudó encima. Alejémonos de él, les dije. Ves este camino tan desordenado que cruza el césped apacible? Estos arbustos altos y espinosos, estos nidos acostados dentro, casi bloqueando el camino, y ahora estos enormes robles agitados por el viento y por debajo, muy abajo en el abismo, donde descendemos poco a poco, estas zarzas y moras que nos gustaba recoger, te acuerdas? Aquí estamos en el bosque, amigo mío. Es oscuro, es áspero y salvaje, nuestro camino se pierde allí, estamos en el medio de nuestras vidas no es así? Vamos a encontrarnos con esas extrañas bestias… La lonza, no?

Quién es usted ? grita horrorizado.

 

Quién soy? Como saber? Qué vestimenta me roba, de lo que podría haber sido mi vida? te tomo de la mano, adolescente que eras, no te resistas, te arrastro bajo la cubierta de los grandes robles, tendremos miedo, será oscuro, serán estas bestias las que yo decía, pero pronto veremos brillar esta estrella en la cima de una colina, y de pronto…  

      

 

 

 

 

 

Que has visto? Que has oído?

 

 

Visto nada. Me imagine que estaría allí, puedo gritar “pero eres tú…?”  Allí estos árboles, estas bestias, incluso estas piedras, me dices que allí no existen. Retiras bruscamente las cortinas de los árboles, ¡nadie! Y por lo tanto no hemos oído?

 

 

Si, una voz.

 

 

Yo escucho. Que son estos golpes, sordos, irregulares, impetuosos? Nada más que voces de niños, sus disputas en el jardín donde juegan, tan tarde ahora en la oscuridad… Ah, mi amigo, es cierto que allá abajo, como aquí y allá no hay luz excepto de noche, por la noche?

 

Voy, es un camino muy estrecho que serpentea detrás del pueblo. Setos que lo bordean pero por sus claros que son numerosos veo un poco de una llanura inmensa que un resto de sol colorea. Bien conmovedor en este país vecino al mar Báltico la forma en que lo lejano se hace horizonte, lo visible de lo indistinto, los colores de las napas del silencio. Voy, se que pasaré por una casa que la cubre sus grandes árboles, y ahí es donde juegan estos niños, se diría infinitamente. Voy. Las hojas ya secas caen de las altas ramas, polvo de oro. Y pasan por encima de mí cantando lor lai un vuelo de grullas que durante unas semanas de cada otoño se reúnen muy cerca de aquí, estoy aquí donde estoy y amo vivir.

 

 

 


 

EL CAMINO DEL BOSQUE

 

 

Querido Christian, recuerdas ese largo paseo que hicimos

en el bosque de Ardenne? En que año fue, no nos preguntemos.

 

Nosotros habíamos partido de Charleville donde habías venido para unirte a nosotros.

Lucy y yo, en tu pequeño coche. Llovía un poco, al salir de la ciudad. Pero pronto fue un sol débil.

 

La ciudad donde nosotros habíamos visto la tumba, la estatua. Pero era eso

lo que buscábamos? No, la tumba de este amigo que habíamos tenido, tú y yo,

esta tumba es transparente, de aire, una nube detenida sobre uno de nuestros caminos.      

 

Y aquí estamos ahora en el gran bosque. Con sus largos caminos que a veces rozan, es solo un falso recuerdo, abren hendiduras en los acantilados: y allí el cielo es más ancho.

Habíamos juntado los pedazos de pizarra. Me imaginaba que Ubac nos acompañaba, silencioso como a menudo. Lo he visto pintado de azul u ocre rojo o verde oscuro en otro de estos escombros pedregosos grises antes de exprimirlos en hojas grandes. Era para un libro donde también había tumbas, y para algunas voces que se hacen oír por encima de ellas.  Allí escuché el murmullo en las hojas secas de otro verano, esperando que anochezca en nuestro camino.

 

 

Hubo ese almuerzo en Rocroi.

 

Y recuerdas esa reunión que hicimos, después del atardecer? Hacia el final, cuando la luz en el bosque parece  provenir de casi el nivel del suelo, detrás de los árboles?

 

 

Tres personas que venían justamente de allí, se diría que ellos también nos percibieron pues ellos se detuvieron, nosotros vimos que se hablaban. Dos hombres y una mujer? Nosotros, nosotros mismos, sin movernos, como si fuera una bestia que estuviera allí, toda lista contra un arbusto, con las orejas erectas, lista para huir. Que me estás diciendo Christian? Que me muestras en las hojas húmedas bajo nuestros pies o, no se en el hueco una de tus manos cuidadosamente cerradas?  Pero de nuevo estamos en movimiento. Y ellos, también allá abajo, no, menos abajo de aquí donde estamos.      

Nos cruzaremos en el único camino. Nos saludamos al pasar.

 

 

 

 

 

 

Una mujer, dos hombres, de instante a instante bajo este fondo de cielo claro por debajo de los árboles. Y bordeado por esta luz, de modo que dentro de su forma

es negro! incluso creí por un momento que no tenían caras, nada sobre sus hombros sino una antorcha con una llama oscura a veces luces rojas. De todos modos, se están acercando los vemos mejor, son… Pero somos nosotros!

 

 

Somos nosotros, estos tres, que avanzan silenciosos, aunque con algún tipo de risas.

Esta mujer, pero eres tú, mi amiga, excepto que con un sombrero que nunca te he visto.

Un largo sendero de niebla ondeando sobre un cuello de piel azul con sombras de plumas. Y que tienes en tus manos?

 

 

 

 

 

 

 

Y este eres tú, Christian? Si, eres tu, no puedo distinguirte de quién esta cerca de mí ir tan valientemente hacia estos otros, pero que es lo que querías, y traes de nuevo? Esto es una pequeña canasta, un libro, una bestia muerta, no, dormida? Pero este humo, todo alrededor? Este color que sube a cambiar el cielo? Yo no tengo el tiempo para comprender.

 

Entonces, soy yo? este tercero, un poco retrasado sobre los otros dos? Esta sombra a quién pertenece? Yo hacia allí vuelvo inmediatamente a mis ojos.

 

 

Están allí, cerca de nosotros, pasan. Con un gesto, en voz baja, nos saludamos, podríamos hacerlo de otra manera?

 

 

Y hemos pensamos que deberíamos detenernos, y ellos también lo pensaron? Hubo algunas miradas para cruzar, caras que por un instante se inmovilizaron al verse unas a otras, las manos llevadas hacia adelante, rostros, manos, asustadas, sonrientes, todo en un estado de asombro, de no ser . El bosque, allá arriba y por todas partes haciendo todo más oscuro, un último pájaro se hecha a volar por arriba de ese conjunto con un grito de nostalgia. No, yo no sabré lo que tenían entre las manos, mis amigos. Y lo que llevaban, aquellos otros. Continuaremos ellos y nosotros, en ese camino que felizmente mantiene todo el mismo estado en ese lugar tan amplio.  

 

 

 

 

 

 

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