Depression glass
Parecía que esos platos rosas
que ella guardaba para sus acompañantes especiales
siempre estaban fríos, bajados
del estante en fila tintineantes,
los platos como cristales de hielo
que ella rompió del cubo de agua
las mañanas de invierno, con las tazas acampanadas
como tulipanes que se abrieron demasiado rápido
y fueron mordidos por la escarcha. Enfriaban
el café sin importar lo rápido que bebieras,
mientras que una taza pesada
de todos los días lo habría mantenido
un poco más caliente durante
la mayor parte de la conversación. Fue duro
mantener la conversación con el café frío,
pero aun así era una ocasión especial
para sentarse a la mesa de su cocina
y beber a sorbos el amargo caldo
de los rumores de la semana pasada
en tazas que habían tardado un año en recoger
de supermercados, una pieza gratis
cada dos kilos y medio de harina.
Depression
Glass
BY TED KOOSER
It seemed those rose-pink dishes
she kept for special
company
were always cold, brought
down
from the shelf in jingling
stacks,
the plates like the panes
of ice
she broke from the water
bucket
winter mornings, the
flaring cups
like tulips that opened too
early
and got bitten by frost.
They chilled
the coffee no matter how
quickly
you drank, while a heavy
everyday mug would have
kept
a splash hot for the better
part of a conversation. It
was hard
to hold up your end of the
gossip
with your coffee cold, but
it was
a special occasion, just
the same,
to sit at her kitchen table
and sip the bitter
percolation
of the past week’s rumors
from cups
it had taken a year to
collect
at the grocery, with one
piece free
for each five pounds of
flour.
No hay comentarios:
Publicar un comentario