UNA PINTURA
Vi el color
pastel turquesa
derretirse
entre las yemas de tus dedos;
como después te
desollaste
la superficie
cerosa de vuelta
al campo de
girasoles
de una previsión,
tu
instrumento
un pincel
vuelto hacia
arriba, descarrilado al grano-
el papel de azúcar
mohoso se dobló.
Lo pusiste
todo patas para arriba,
siempre
despreocupado de las cosas :
los mejores
sables se extendían
bajo su
propio peso, semanas
olvidadas
para emerger
empolvadas
del sedimentado suelo
de un tarro
de mermelada química.
Ordené como
un sacristán
o un prefecto
purgando
con el chorro
del grifo con dedos
de aceite. Basta
dijiste,
imprimiendo.
Mi codo con
un índice oxidado
señalando más
allá de un antiguo
plato de
comida agrietado
hacia la
corteza de ostra al borde
de una paleta
sin raspar: arco iris
masticable y
joyas ampolladas.
I watched the turquoise pastel
melt between your fingerpads;
how later you flayed
the waxen surface back
to the sunflower patch
of a forethought, your
instrument an upturned
brush, flaked to the grain -
the fusty sugar paper buckled.
You upended everything,
always careless of things:
finest sables splayed
under their own weight,
weeks forgotten - to emerge
gunged, from the silted
floor of a chemical jamjar.
I tidied, like a verger
or prefect, purging
with the stream from the oil-
fingered tap. Stop,
you said, printing
my elbow with a rusty index,
pointing past an ancient
meal's craquelured dish
to the oyster-crust
at the edge of an unscraped palette -
chewy rainbow, blistered jewels.
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