Como
ser perfecto- Ron Padgett- Por Pablo Queralt.
Ron Padgett nos entrega un libro con paginas en
blanco por debajo de la escritura de cada uno de sus poemas, nos dice anímate a
reescribirlo. Como quién olvido, perdió o se les quemaron los papeles con sus
versos en ellos, desde ese desgarro, desolación nos convoca en cada una de sus
poemas, con eso de lo mucho en lo poco, en esa profundidad nos sumergimos con
el poeta a explorar esa dimensión en lo simple, después del trabajo me tomo una
cerveza en el bar. Miro el vaso y me siento bien. Nos habla de
cuando descubre una cuarta dimensión: el
tiempo. Más allá de lo alto, lo ancho y lo profundo. Dispara ideas a medida que
avanza en su poema, como si el resto de la canción no hiciera falta. Va en un avance
y olvido-destrucción de lo que va dejando a medida que progresa como un mensaje
que al ser leído se autodestruye sin dejar rastros, solo iluminando la mente y
la imaginación del lector.
Desde esa dimensión que le permite mirarse y
mirarnos, en esa realidad que nos engloba en el poema, en otra esfera más allá
de la del tiempo. Monta sus escenas, sus pequeños teatros y se
pregunta ¿estuviste ahí? Y vuelve
a la realidad : que faltan 3 días, solo 3 días, en este caso para comenzar las
clases, y que fugazmente pasan y ya es hoy, a quién no le ha sucedido esa
situación, en que universaliza el texto, nos incluye a todos. Y dice todo pasa con
el desfile incesante de rostros que vuelven para verte justo cuando abrís mis
ojos. Como que todo pasa entre 2 abrazos de dos realidades, una la del
sueño o el imaginario y otra la vida misma, reconfirmando a Calderón “La vida es
sueño y los sueños, sueños son”.
Contemplado por el hombre en ese ángulo de la
captación como un director de teatro o mejor en la quinética del cine solo para
mirar, como cuando estas cansado creando un personaje del cansado o si te vas a
dormir y entonces vive el otro personaje, tu yo real que despierta. Como uno va desapareciendo cuando ve, los
distintos paisajes, panoramas, como que lo individual desaparece en el montón
de la gran ciudad y por eso salgo a verla. Y tal vez allí el que verdaderamente
navegue sea ese yo real.
Todo cambia
y no cambia se superponen, en esa potencia y acto como si sucedieran en
un tiempo-espacio simultaneo. El éxito es fracaso y el fracaso éxito uno
engloba al otro y solo queda lo presente esto que soy, ellos que son. Su
filosofía es manteca y servir. Generar
conciencia ya desde la simple observación “de lluvia golpean los edificios pero
nosotros en nuestros departamentos seguimos secos gracias a los edificios.” Querer ser lo que todos quieren ser, pero por
otro motivo, como ser Tío Rico pero no para ser tacaño ni encender un cigarro
con un billete de 20.
Sino para ver los billetes brillando
como olas por el placer visual estético, mientras el remo los hundía.
En cada escena el detalle de lo noúmenico,
aquello que enamora como siempre me interesaron las personas de las
películas a las que le tiran un trago en la cara. Como quién sabe el
secreto y lo susurra, lo cuchichea a voces. Es el testigo, el delator
contemporáneo, lo que es decir en su tiempo es de todos los tiempos, ya que el
hombre es universal. En esa fragmentación de sus imágenes guardadas
en los bordes, las orillas que lo llevan de un lugar a otro, son el Carionte en
la noche, esas moléculas que nos traicionan a nosotros que las hemos amado. Nos
tratan como si fuéramos suciedad. Desintegrando las imágenes de toda una vida
como diciéndonos ya hemos vivido suficiente. Y es allí donde se confirma lo
dicho por William Carlos William, el poema debe revelar un misterio, y al
primero en revelárselo es al que lo escribe. Padgett tiene ese don de
revelarnos siempre algo vivo que encierra su secreto, esa es su verdadera
dimensión.
El poema es un artefacto curioso, empieza y no
sabes como termina, a donde te puede llevar como una escalera, según si vas
para arriba o bajas, y agrega lo divertido es estar allí o sea el
momento de la creación, ahí de pie desconcertado por un instante para
saber si es lo que buscabas, y si es realmente el poema para vos.
El bien y el mal no son opuestos, nos dice ¿soy
una buena persona? Sí, más allá de cierto punto, y no, más allá de otro.
En el fondo, estoy abajo, una especie de borboteo de gelatina negra que no
tiene ni idea de lo que esta pasando acá arriba.
Todo puesto en un tamiz de cómo si todo
existiera o no existiera al mismo tiempo. Como cuando suena el teléfono y vas a
escribir algo en el poema y cuando volvés a la página se te fue, no sabes lo
que ibas a poner. Como un lema lo que no ves te ayuda a ver lo que ves.
Podes ser colectivero, empleado, se te pueden
quemar los papeles, lo que sea pero siempre podes ser poeta, y un maestro
siempre te puede entregar un cuaderno en blanco para que lo reescribas.
Como
ser perfecto. Ron Padgett. Editó Zindo&Gafuri. Traducción Anibal Cristobo y
Patricio Grinberg. Prólogo de Edgardo Dobry.