HORAS EN ESTE PERIÓDICO QUE YO NO TENGO. Yves Bonnefoy. Traducción Pablo Queralt.
Yo he soñado saberlo, lo he reconocido, he
vuelto a la divina ignorancia. También tan silenciosamente como pude dentro de
la casa todavía adormecida, giré la llave de la puerta que daba al jardín, yo
salí, lo rojizo del cielo tiene todavía alguno reflejos sobre las dalias de la
terraza invadida por la hierba: haré quitar la hierba, no, esta bien así como
esta, fuera del tiempo. Yo empujo ahora la barrera sobre el camino, un poco
chirriante. Se extiende bajo mis ojos el admirable horizonte sobre esa
primavera que comienza, ligeras ondulaciones de sol da suaves colores que toman
sus manos bien hacedoras. Yo voy a ir hasta allí donde la ruta y el horizonte y
el cielo se juntan, los otros árboles, de repente, pero la misma paz…. Y yo
comprendo!
Yo comprendo, y que eso es simple,
transparente! Donde estaba mi cabeza?
Estaba tan profundamente dormido hace solo unos momentos? Pero sí, esos
árboles, allá abajo, los castaños todavía, a veces robles, alerces y también
nubes que han dejado de ser rojas-
apenas un rosado sobre estas dos sombras de bufandas blancas, retenido todo
contra esta colina donde hay, se dice, círculos de piedras, quizás tumbas- y
también la hierba que mi pie arruga y la alondra de debajo del seto que al
ruido de mis pasos levanto vuelo, pero si, esas vidas, todas esas vidas que se
evaporan del fango claro que parecen ser, son, van a ser un momento todavía, no
más que una simple materia sino signos, en un texto que en una hora, al alba,
propone al espíritu, desgraciadamente en vano cada día. Signos no muy simples,
seguramente. Las diferentes letras de esta lengua que, lo leeríamos, nos permitiría
ser, parecen innumerables en su apariencia, pero aquí están ante mis ojos en
toda su plenitud y delicia de la escritura invisible, y entre las palabras que
esas letras forman esa alegría, que razón tan bella y apaciblemente respirable! No queda más nada de estas formulaciones,
ecuaciones, sueños de la última hora! Yo comprendo, descifro. Y entonces tengo
la tarea de hacer esta palabra para aquellos que duermen todavía. Rápidamente,
encuentro en mi bolsillo la libreta que llevo conmigo cuando empiezo
el camino.
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