Ritmo, aire, verso
esencia. Por Pablo Queralt.
El ritmo, el aire del poema del verso libre o por lo
contrario una respiración más convenida como la del soneto o haickus o
alejandrinos o endecasílabos, una respiración más encorsetada, como si pusiéramos
paredes o limites del los cuales no
pueden salirse los versos del poema esforzando la inventiva para mantenernos
dentro de la métrica convenida, no una respiración libre de cada uno, como si
el soneto fuera la forma del decir natural armonioso o el tankas y asi, pienso
en respiraciones asmatiformes, bronquiolares u otras sometidas a tensiones que
dificultan y no ayudan a embellecer de por sí un decir del poema, creo en
respirar y decir en ese caos, buscar una unidad de decir con su propia
musicalidad.
Cada verso al máximo
a tope de su respiración hasta la apnea
y ahí el break la ruptura y otro verso al limite que segregue su fin de mundo,
el sentido que desprende del texto su significante en la interacción de
sangrados.
Y los tonos a trabajar en la voz : en una
microtonalidad el susurro del poema, en la mediotonalidad lo reservado como una
acústica que divide el aire del poema.
Pero también son
necesarios los versos o sectores del poema correctos en el sentido ortodoxo o
convencionales en cuanto a métrica rítmica estructurados simples como blancos
que hacen contrastes por que eso es lo que buscamos no una armonía superflua
encorsetada sino los contrastes los opuestos lo dulce, lo amargo, lo alegre y
lo triste en esas diferencias hace la marca un buen poema, bien hecho en esa
oscuridad donde la luz nos saca de la ceguera del gris y hace que veamos.
La tripolaridad en el
poema según el tempo en que se mueve, sea el del sufrimiento, el de la huída o
el de la autoafirmación de dominar la situación cuando hace gala de perfección,
de tener todas las certezas, de conocer el juego para ganar o en el tempo de la
huída, del retiro, de abandonar, de la soledad o de atacar a los otros o la de
vivir el dolor, el miedo, la angustia diaria con la que se convive y no nos
paraliza, distintas acciones que pueden dar el tempo de situación del poema.
El estiramiento de
una cuerda en el poema como en un blues, el poema Blues, en esa frecuencia, ese
ritmo de decir. No interesa buscar cosas claras, en ese strip poético de
translación de imágenes, de palabra a palabra, en que en cada uno de sus hiatos
se adivina lo que vendrá. Suerte de sortilegio, acertijo, contraste al compás
de la desmesura, potencializando los sentidos a punto de desbocarse, de forma
que se recuerde más un pensamiento adivinado que el texto, en esa tierra de
claridad y confusión.
Puntos de
concentración intensa con intervalos de relajación, así muscula, avanza el
poema en su cinética plástica dada por los encabalgamientos, repetición de
frases, interjecciones, regulando las luces y sombras de las palabras.
Si podes plantear,
montar una escenografía donde transiten las palabras podes decir de todo en el
poema, todo lo que digas lo acepta en ese transcurrir repetido y diferente, en
cada una de las partes del libro, en ese ir a la montaña o entre las olas,
cielo y mar, en sus detalles que le dan los brillos o los matices, ese es el sostén
necesario en el desorden, el soporte, la tela del pintor que aguanta cualquier
conversación entre lectura y escritura, el logos para el pathos.
El lenguaje filtrado
buscando un vocabulario claro, un trino para desarrollar una poesía más
dinámica no estancada que intercambie registros cotidianos con tonos más puros
y otros más elaborados lingüísticos de la erudición, de la sobria elegancia
entre ideas que se contraponen entre sí como olas mostrando su luz. Incluso
dialectos o localismos, jergas populares pero no quedemos esclavos de nuestros
artificios o tácticas y estrategias poéticas encantados en ellas como un lenguaje
de la poesía en una perfección que se aleja de la imperfección, que le da
utilidad y vida al poema. Lo interesante es la imperfección que realza la
belleza y la saca de un salón de exposiciones. En el poema podemos observar o
contemplar tres niveles, uno primero: el de las palabras, su brillo el gusto
por la metáfora o la imagen como algo que se ofrece de entrada, primera vista
las lindas palabras. Un segundo nivel donde el poema nos ofrece el
descubrimiento de un misterio algo oculto que se nos revela en las metáforas,
las imágenes y un tercer nivel más sutil
el de las esencias donde fluye lo intangible la esencia que fluye flota o
subyace por encima de las palabras o del misterio revelado, y no se puede
explicar con palabras es la sensación del poema, su por que. Pero para poder
entrar en cada nivel de contemplación es necesario una educación o training en
la poesía que naturalmente surge de la lectura- escritura pero que pide algo
más, abandonarnos de nosotros mismos para ser el poema o ser en el poema.
Del libro de ensayos Dicho al oído, inédito.
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