sábado, 1 de agosto de 2020

El pasante. Alice Oswald. Traducción Pablo Queralt.




Esa noche esos postes de la cerca muy delgados
Luchaban por salir del barro otra vez
E inmediatamente comenzó la comida, hubo
Ese revoloteo de servilletas blancas de zancudos apresurándose



Estaba esa garceta vieja y doblada
Empujando y balanceando su cuchillo y tenedor
Y tantos lodazales mucosos
Tanta garganta suave chupando mis pies


Pensé ten cuidado esto es lodo profundo esto es
Boca pura tiene tales músculos labiales
Cuál succión de besos húmedos
Al más mínimo contacto se pega a tus manos


Ahí va ese playero común hasta su barbilla en
El plato hirviendo de papilla y
Toda la noche ese sonido de alimentación que se filtra
De humedad digiriendo pequeñeces




Y luego me arrastre sobre la hierba gris
Y todas esas vainas de comida viscosa estallan debajo de mi
Pensé saber de quién era la lengua
Pisando y bajo cuyo ojo cerrado








Cada zapato cada caparazón cada media
Cada hueso estará abarrotado.
Para mi malestar la comida seguía y seguía
Estaban esas colas de juncos


Sumergiendo sus pajitas en los muertos
Hubo una marea astuta que se lleno rápido
Pensé realmente que debía tener pies palmeados
Debería tener alas blancas para caminar acá.









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