domingo, 23 de octubre de 2022

Bacanal. Parte II. Matthew Arnold. Traduccion Pablo Queralt.



II

 



La época termina, el mundo esta todavía

La edad ha hablado y trabajado hasta saciarse-

Los oradores famosos han brillado,

Los poetas famosos cantaron y se fueron,

Los famosos hombres de guerra han luchado,

Los famosos especuladores pensaron,

Los famosos jugadores, escultores, forjados,

Los pintores famosos llenaron su pared,

Los críticos famosos lo juzgaron todo.

Los combatientes están separados ahora-

Colgó la lanza, desdobló el arco

El poderoso coronado, el débil abatido

Y en el dulce silencio posterior

Ahora las luchas están silenciadas, nuestros oídos se encuentran

Ascendiendo pura, la fama de campana

De tal o cual nombre pisoteado,

Espíritus delicados, empujados

En la presión caliente del mediodía .

Y sobre la llanura donde los muertos envejecen

Su guerra silenciosa ahora pagó

Sobre esa amplia llanura ahora envuelta en penumbra.

Donde muchos esplendores encuentran su tumba.

Muchas famas gastadas y poderíos caídos

Las una o dos luces inmortales

Suben lentamente hacia el cielo

Para brillar allí eternamente

Como estrellas sobre la colina que bordea.

La época termina el mundo está todavía.

 

Trueno y estallido

En torrentes en olas

Villancicos y gritos

Sobre tumbas en medio de tumbas-

Mira en la llanura llena de obstáculos

Limpiando un escenario

Esparciendo un pasado

Llega la nueva era

Los bardos hacen nuevos poemas

Pensadores nuevas escuelas

Estadistas nuevos sistemas

Críticos nuevas reglas.

Todas las cosas comienzan de nuevo;

La vida es su premio;

Llenan la tierra con sus obras

Llena con sus gritos.

 

Poeta que te pasa entonces?

Por que tan mudo?

Adelante con tu voz de alabanza

Adelante con tu flauta!

Vago! Por que te sientas?

Hundido en tu sueño?

No tienta la brillante nueva era?

No brilla su corriente?

Mira ah que ingenio!

Soldados como Cesar,

Estadistas como Pit!

Escultores como Fidias

Rafael en cardúmenes  

Poetas como Shakespeare,

Bellas almas!

Mira sus mejillas resplandecientes

Celestial el rubor!

Ah asi era el silencio!

Asi fue el silencio!

 

 

 

El mundo solo siente el hechizo del presente,

El poeta siente también el pasado,

Todo lo que han hecho los hombres, podría hacerlo

Cualquier pensamiento podría pensarlo.

 

 

Bacchanalia

BY MATTHEW ARNOLD

I

The evening comes, the fields are still.

The tinkle of the thirsty rill,

Unheard all day, ascends again;

Deserted is the half-mown plain,

Silent the swaths! the ringing wain,

The mower's cry, the dog's alarms,

All housed within the sleeping farms!

The business of the day is done,

The last-left haymaker is gone.

And from the thyme upon the height,

And from the elder-blossom white

And pale dog-roses in the hedge,

And from the mint-plant in the sedge,

In puffs of balm the night-air blows

The perfume which the day forgoes.

And on the pure horizon far,

See, pulsing with the first-born star,

The liquid sky above the hill!

The evening comes, the fields are still.

 

       Loitering and leaping,

       With saunter, with bounds—

       Flickering and circling

       In files and in rounds—

       Gaily their pine-staff green

       Tossing in air,

       Loose o'er their shoulders white

       Showering their hair—

       See! the wild Maenads

       Break from the wood,

       Youth and Iacchus

       Maddening their blood.

 

       See! through the quiet land

       Rioting they pass—

       Fling the fresh heaps about,

       Trample the grass.

       Tear from the rifled hedge

       Garlands, their prize;

       Fill with their sports the field,

       Fill with their cries.

 

       Shepherd, what ails thee, then?

       Shepherd, why mute?

       Forth with thy joyous song!

       Forth with thy flute!

       Tempts not the revel blithe?

       Lure not their cries?

       Glow not their shoulders smooth?

       Melt not their eyes?

       Is not, on cheeks like those,

       Lovely the flush?

       —Ah, so the quiet was!

       So was the hush!

 

II

The epoch ends, the world is still.

The age has talk'd and work'd its fill—

The famous orators have shone,

The famous poets sung and gone,

The famous men of war have fought,

The famous speculators thought,

The famous players, sculptors, wrought,

The famous painters fill'd their wall,

The famous critics judged it all.

The combatants are parted now—

Uphung the spear, unbent the bow,

The puissant crown'd, the weak laid low.

And in the after-silence sweet,

Now strifes are hush'd, our ears doth meet,

Ascending pure, the bell-like fame

Of this or that down-trodden name,

Delicate spirits, push'd away

In the hot press of the noon-day.

And o'er the plain, where the dead age

Did its now silent warfare wage—

O'er that wide plain, now wrapt in gloom,

Where many a splendour finds its tomb,

Many spent fames and fallen mights—

The one or two immortal lights

Rise slowly up into the sky

To shine there everlastingly,

Like stars over the bounding hill.

The epoch ends, the world is still.

 

       Thundering and bursting

       In torrents, in waves—

       Carolling and shouting

       Over tombs, amid graves—

       See! on the cumber'd plain

       Clearing a stage,

       Scattering the past about,

       Comes the new age.

       Bards make new poems,

       Thinkers new schools,

       Statesmen new systems,

       Critics new rules.

       All things begin again;

       Life is their prize;

       Earth with their deeds they fill,

       Fill with their cries.

 

       Poet, what ails thee, then?

       Say, why so mute?

       Forth with thy praising voice!

       Forth with thy flute!

       Loiterer! why sittest thou

       Sunk in thy dream?

       Tempts not the bright new age?

       Shines not its stream?

       Look, ah, what genius,

       Art, science, wit!

       Soldiers like Caesar,

       Statesmen like Pitt!

       Sculptors like Phidias,

       Raphaels in shoals,

       Poets like Shakespeare—

       Beautiful souls!

       See, on their glowing cheeks

       Heavenly the flush!

       —Ah, so the silence was!

       So was the hush!

 

The world but feels the present's spell,

The poet feels the past as well;

Whatever men have done, might do,

Whatever thought, might think it too.

 

 

 


viernes, 21 de octubre de 2022

Autobiografia. Charles Reznikoff. Traduccion Pablo Queralt.

 


31

 

El cielo esta nublado

pero las nubes

como acaba el largo día

son perla y rosa;

la primavera ha llegado

a las calles

la primavera ha llegado al cielo.

 

Siéntate quieto

al lado de la ventana abierta

y deja el viento

el viento suave,

soplar en tu cara;

siéntate quieto y cruza las manos

vacía tu corazón de pensamientos,

tu mente de sueños.  

 

 

XXXII

Dawn in the Park

 

The leaves are solid

in the gloom;

the ledges of rock

in this new world are

unsubstantial.

The sole inhabitants, it seems,

are birds—

 

until these two,

his arm about her waist.

 

32

Amanecer en el parque.

 

Las hojas son solidas

en la penumbra;

las repisas de la roca

en este nuevo mundo

son insustanciales.   

 

Los únicos habitantes, al parecer,

son pájaros

 

hasta que estos dos,

pasan su brazo alrededor de la cintura.

 

miércoles, 19 de octubre de 2022

Eduardo Espina. La imaginacion invisible. Por Pablo Queralt.

 


Eduardo Espina. Viendo pasar las palabras, la vida.

 

Espina ve las palabras y ve la vida su yo nace en su esencia literaria de escribiente en que la vida penetra en él o la ve pasar. Son sus versos sus poemas partes de un artefacto que reduce al todo, lo que ha sido siempre para una sola vez. Busca más allá de las respuestas que fallan, como si fuera la última vida de alguien. Lee el poema y ve el verso, que suscita la vida del poema como el que habla como el que se hace pasar, como alguno que en vez de escribir debiera estar jugando. Como quien sigue al cielo según la sombra del boomerang, como quien pasa la vida viendo salirle las palabras, hay en él otro adentros y otros afueras, donde llena los vacíos de campos incorporales extrayendo sentidos. Crea una nueva ternura, agrega una fisonomía a la mirada, un crear para que la vida sea lo menos parecido a una historia personal. En esa máquina estética se mueve en los tiempos que se inician a corto plazo, en modalidades de alteridad. Lo dicho cercado en su extrañeza, que pone su resorte de ser, una forma de estar en el mundo, captando lo singular, el detalle en lo general. Agrega la condición desconocida de oír, algo que tuerce la cintura de los sentidos, es otro minuto respirando hasta que las palabras dejen de ser. Busca el eco en las cosas que nunca cantan como el rockstart famoso al que todos saludan y ve a un muchacho solo y tímido al que va él a saludarlo, ese reconocimiento al otro esa alteridad en su poesía, estar en el otro, en lo otro. En una invisibilidad que abandona a quien vio, ese sitio donde la vida vino a nacer soltera, a bordo del olvido es su materia, la pone en brazos de otra suerte, donde nada muere mientras duerma en algo mejor, esa es su labor como en un mirar involuntario, nacido del ser, de la condición del ser. Pasando por cerrazones en lo más incierto, tiene su respuesta. Ese es su cromosoma genético energético que lo mantiene en alerta en vilo a ese silencio donde suelen estar los signos, cuerpo para pasar al conocimiento, camino del mensaje en albas de balcón que al viento vienen, un saber esperar donde el ser habla, y dice los más bellos versos que sirven para el amor y la muerte, haciendo lo que nunca llegaría adivinando, cautivando, la claridad que diga de comienzo todo es perfecto, la voz, la belleza siguiente. Las palabras sus belleza, sus parecidos, adivinarles sabores, su entrevero, sus trinos, son entes con vida propia. Y así las cosas por ellas son sonido, pensamiento, un sitio para ser pensadas, ideas para la música, hacen sentir la visión del sismo. Una escritura, una forma de ver el trasiego, el chispazo anterior a la perdida para que el morir sea señal de un nacimiento. La poesía como una forma de ser del presente para mirar el mar moverse de otra manera.         

lunes, 17 de octubre de 2022

Loa materiales de George Oppen. Por Pablo Queralt.

 

George Oppen: Las cosas nos relatan.




 

El mundo de lo centrífugo y lo centrípeto en la poesía de George Oppen: el hombre no es el centro de todas las cosas sino que está en un mundo que no le pertenece, son las cosas, desde donde se habla, se piensa esta realidad, las que perseveran en su oficio, las que perduran y ven a los hombres pasar, nacer y morir. El aire como un niño se planta en esta atmosfera o el árbol que planeó como un constructor desparramar todas las hojas por las calles o el viento que sutil las lleva por doquier, es su forma de hablar, y percibir escenas donde las cosas se revelan, mitad-cosa, mitad-hombre se reparte el mundo esa máquina y su flujo se desliza en su poesía. El espacio y el tiempo son sus receptáculos, donde el hombre es un personaje más, el testigo o los materiales, las piedras, arboles, riachos, son ellos los testigos. A esas regiones nos refiere su mirada. Solo sobreviremos con una mente adecuada que conozca y comprenda, el territorio existencial la tierra natal, su efusión cósmica y el yo como una parte más del todo, del clan al cual pertenecemos, las cosas con nosotros y nosotros con las cosas. La búsqueda de la verdad, la felicidad, donde, en la brisa suave, en un discurso, en lo que resulta inexplicable en la relojería del mundo, es que el poeta no está seguro de las palabras, y allí toda una definición. La preponderancia de los objetos, allí nos volvemos el presente. Un instante iluminado que recuerdan los amantes en ese momento de luz de luna. Como los jóvenes que están decididos a ser hombres y toman cerveza, y asi siguen en el camino en la compañía del auto o en los destellos de una cuadra del rio Hudson, en ese espacio lugar de la mente y el ojo. El corazón late por estar entre estos edificios y sus calles, la ciudad esencial, la ciudad necesaria, en el sentido del orden y la amenaza, y los hogares, los envejecidos hogares. Un divagar un ver desde los objetos en una oscuridad contra la costa de la ciudad, los vestigios, la voz de los pájaros, y los nacidos de niñas, de esas niñas que dieron a luz, imaginando más allá del vidrio de sus ventanas.