EL FUTURO
Un vagabundo
Es hombre desde su nacimiento
Nació en un barco
En el seno del río del tiempo;
Rebosante de asombro y alegría
Extiende sus brazos hacia la luz
Clava su mirada en las orillas del arroyo.
Como es lo que ve han sido sus pensamientos.
Ya sea que despierte
Donde nevado paso montañoso
Haciéndose eco de los gritos de las águilas
Dobladillos en sus gargantas la cama
De la corriente clara que fluye recién nacida;
Ya sea que vea la luz por primera vez
Donde el rio en anillos relucientes
Lentamente serpentea por la llanura
Ya sea en el sonido del mar que se traga
Como es el mundo en los bancos
Es en la mente del hombre.
En vano hace cada uno mientras se desliza,
Fabula y sueño
De las tierras que el rio del tiempo
Se había ido antes que despertara en su pecho
O llegara cuando sus ojos hayan sido cerrados.
Solo el tramo por donde navega
El sabe de eso; solo los pensamientos
Criados por los objetos que pasan, son suyos.
Quien puede ver nunca más la verde tierra
Como era ella por las fuentes del tiempo?
Quien imagina sus campos tal como están
Bajo el sol sin usar el arado?
Quien piensa como ellos pensaron
Las tribus que entonces vagaban en su pecho,
Sus vigorosos y primitivos hijos?
Que chica
Lee ahora en su pecho tan claro
Como leyó Rebecca cuando se sentó
En la víspera junto al pozo en la sombra de las
palmeras
Que guarda en su pecho
Tan profundo, tan diáfano, como un manantial
De sentir tan tranquilo, tan seguro?
Que bardo
A la altura de su visión puede considerar
De dios, del mundo, del alma
Con una sencillez tan cercana,
Tan brillante como Moisés se sintió
Cuando yacía en la noche junto a su rebaño
En la basura árabe iluminada por estrellas?
Puede levantarse y obedecer
A la entera disposición del espíritu como él?
Ese tramo que el río del tiempo
Ahora fluye con nosotros, es la llanura
Atrás quedó la calma de su orilla anterior
Bordeado por ciudades y ronco
Con mil gritos es su corriente.
Y nosotros en su pecho nuestras mentes
Se confunden como los gritos que oímos
Cambiando y disparando como las vistas que vemos.
Y decimos
que el reposo ha huido
Para siempre el curso del río del tiempo.
Que las ciudades se aglomeraran a su borde
En una línea más negra e incesante
Que el estruendo será más en sus orillas
Más denso el comercio en su corriente
Halaga la llanura donde fluye
Más feroz el sol en lo alto.
Que nunca los que están en su pecho
Ven una vista ennoblecedora
Beben de la sensación de tranquilidad otra vez.
Pero lo que fue antes de nosotros no lo sabemos,
Y no sabemos que sucederá.
Tal vez el rio del tiempo
A medida que crece como las ciudades en sus
márgenes
Arroja sus luces vacilantes
En una corriente mas ancha y majestuosa
Puede adquirir sino la calma,
De su temprana costa montañosa
Sin embargo una paz solemne propia.
Y la anchura de las aguas el silencio
De la extensión gris donde flota
Refrescando su corriente y manchada de espuma
A medida que se acerca al océano, puede golpear
Paz al alma del hombre sobre su pecho
A medida que el pálido desierto se ensancha a su
alrededor
A medida que los bancos se desvanecen, se oscurecen
Mientras salen las estrellas, y el viento de la
noche
Trae la corriente murmullos
Y olores del mar infinito.
The Future
BY MATTHEW ARNOLD
A wanderer is man
from his birth.
He was born in a ship
On the breast of the river of Time;
Brimming with wonder and joy
He spreads out his arms to the light,
Rivets his gaze on the banks of the stream.
As what he sees is, so have his thoughts been.
Whether he wakes,
Where the snowy mountainous pass,
Echoing the screams of the eagles,
Hems in its gorges the bed
Of the new-born clear-flowing stream;
Whether he first sees light
Where the river in gleaming rings
Sluggishly winds through the plain;
Whether in sound of the swallowing sea—
As is the world on the banks,
So is the mind of the man.
Vainly does each, as he glides,
Fable and dream
Of the lands which the river of Time
Had left ere he woke on its breast,
Or shall reach when his eyes have been closed.
Only the tract where he sails
He wots of; only the thoughts,
Raised by the objects he passes, are his.
Who can see the green earth any more
As she was by the sources of Time?
Who imagines her fields as they lay
In the sunshine, unworn by the plough?
Who thinks as they thought,
The tribes who then roam'd on her breast,
Her vigorous, primitive sons?
What girl
Now reads in her bosom as clear
As Rebekah read, when she sate
At eve by the palm-shaded well?
Who guards in her breast
As deep, as pellucid a spring
Of feeling, as tranquil, as sure?
What bard,
At the height of his vision, can deem
Of God, of the world, of the soul,
With a plainness as near,
As flashing as Moses felt
When he lay in the night by his flock
On the starlit Arabian waste?
Can rise and obey
The beck of the Spirit like him?
This tract which the river of Time
Now flows through with us, is the plain.
Gone is the calm of its earlier shore.
Border'd by cities and hoarse
With a thousand cries is its stream.
And we on its breast, our minds
Are confused as the cries which we hear,
Changing and shot as the sights which we see.
And we say that repose has fled
For ever the course of the river of Time.
That cities will crowd to its edge
In a blacker, incessanter line;
That the din will be more on its banks,
Denser the trade on its stream,
Flatter the plain where it flows,
Fiercer the sun overhead.
That never will those on its breast
See an ennobling sight,
Drink of the feeling of quiet again.
But what was before us we know not,
And we know not what shall succeed.
Haply, the river of Time—
As it grows, as the towns on its marge
Fling their wavering lights
On a wider, statelier stream—
May acquire, if not the calm
Of its early mountainous shore,
Yet a solemn peace of its own.
And the width of the waters, the hush
Of the grey expanse where he floats,
Freshening its current and spotted with foam
As it draws to the Ocean, may strike
Peace to the soul of the man on its breast—
As the pale waste widens around him,
As the banks fade dimmer away,
As the stars come out, and the night-wind
Brings up the stream
Murmurs and scents of the infinite sea.